9 abr 2011

Decálogo del Buen Diseñador

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Por Juli Capella. Arquitecto y Diseñador. Ex presidente del FAD.

|1| No beberás, ni fumarás,
ni te drogarás
Porque para ser creativo necesitas todo el cerebro
que tienes.
Comenzar con este mandamiento suele desalentar a muchos
jóvenes, encandilados con los estimulantes. Piensan que es
posible aumentar su creatividad de forma artificial, pero jamás
serás más brillante que cuando estés plenamente lúcido.
Recuerda que nuestro instrumento principal de trabajo no es la
mano, ni el lápiz, ni el ordenador, sino nuestra mente y su
capacidad inventiva.

|2| No tendrás costumbres caras
Si te interesa el dinero, mejor búscate otra profesión, el buen
diseñador nace del talento, el empeño y mucho tiempo.
Otro jarro de agua fría, muchos jóvenes aspiran a enriquecerse
con su carrera creativa, piensan que el triunfo les reportará
dinero y calculan sus expectativas en función de los royalties.
Pero la vida del creador es muy dura, muy pocos llegan a enriquecerse
con su trabajo, y tampoco son necesariamente los
más talentosos. El dinero es un asunto diverso, una consecuencia,
nunca una meta. Por tanto, vete acostumbrando a vivir
con poco y no vivirás un sufrimiento añadido a tu vocación.

|3| Soñarás y diseñarás,
y soñarás y volverás a diseñar…
Ser diseñador no es un oficio con horario, sino una forma integral
de vida.
Entrar en el universo creativo es un goce, pero al mismo tiempo
una obsesión. No puedes sacártelo de la cabeza, te acompañará
toda la vida. Mezclarás armónicamente vida y profesión,
respetando los ámbitos. No dejarás que nada te desaliente,
diseñarás de forma libre sin cortapisas. Imaginarás un
mundo diverso y lo plasmarás con proyectos.

|4| No serás vanidoso
No te tomes demasiado en serio, no trates de justificarte, no
busques la fama y el éxito.
Muchos jóvenes se apuntan a estudiar diseño con el objetivo
de alcanzar la fama. Han quedado seducidos por Starck,
Lagerfeld, Hadid o el último vedette minimalista que triunfa en
los dominicales. Quieren ser como ellos, obtener el reconocimiento.
Pero antes deben haber hecho algo relevante. Sólo
cuando trabajas en lo que te gusta llega la recompensa y ésta
no es exterior sino personal. La vanidad lleva habitualmente al
engolamiento, y éste, al fracaso, a menudo pasando por el ridículo.
Renuncia al ego y persevera en tu interior.

|5| No serás modesto
Nunca ha habido un buen arquitecto o diseñador que no intentara
ser grande.
Cierto, este mandamiento se contrapone aparentemente al 4.
Pero si lo pensamos con detenimiento vemos que es una consecuencia.
No buscas el éxito, sino ser bueno. Muy bueno. Tu grado
de exigencia personal será alto, buscarás horizontes nuevos, no te
contentarás con llegar a la media, buscarás la excelencia.

|6| Pensarás en todo momento en los
que son verdaderamente grandes
Pueden servirte de modelo para encarar unas vivencias que suelen
ser comunes al oficio. Si comprendes las técnicas de los
maestros, tendrás mayor posibilidad de desarrollar la tuya.
Tú no eres el primero en diseñar una silla, un vestido o decorar
un bar. Muchos antes que tu se han enfrentado a retos similares.
Aprovecha su experiencia, úsala como trampolín, no malgastes
tus neuronas repitiendo cosas ya sabidas. Ponte en su
lugar y cópiales sus actitudes (no sus formas), si llegaron a ser
grandes fue por virtudes que puedes asimilar.

|7| No dejarás pasar ni un solo día sin
analizar un diseño clásico
Deberás visitar Ronchamp, el Pabellón de Mies en Barcelona, la
casa de la cascada de Wright, conducir un “escarabajo”, sentarte
en una Thonet o en una Cesca, estudiar el plano del metro de
Londres…volver a Ronchamp…
Pero a veces no hará falta ni que vayas muy lejos. Mira a tu
alrededor, un clip, un bolígrafo, el móvil, el interruptor, una
marca, un envoltorio,… aprende a distinguir los buenos diseños
y analiza concienzudamente por qué lo son. A veces no es
tan fácil como parece, por eso son clásicos. No pierdas el tiempo
en las cosas malas, criticarlas, aunque divertido, no es fructífero,
piensa en las buenas. Además, como dice Oscar
Tusquets, “de lo feo, poco se aprende”.

|8| No adorarás Londres,
Nueva York, París
No pierdas el tiempo en lo que está de moda, el estilo que
triunfa, o que cosas se publican o ganan concursos y premios.
Sé auténtico estés donde estés, el talento lo llevas dentro.
Hay quien cree que para formarse de verdad y llegar a ser un
gran diseñador es necesario pasar por una de las capitales
creativas del mundo. Pero eso es incierto. Lo que allí lograrás
seguramente es uniformarte con lo que lleva, homogeneizarte
con las tendencias en boga. Pero poca cosa más. Hoy en día
es posible desde cualquier rincón del planeta diseñar de forma
original y cualificada con repercusión universal.
Prueba estar un año sin ojear revistas, sin presentarte a premios
ni concursos y verás como tu estilo creativo se vuelve más
auténtico y menos contaminado.

|9| Diseñarás para complacerte
a ti mismo
Sé fiel a lo que verdaderamente te interesa e importa. No
intentes agradar a los demás, ni al profesor ni al cliente ni al
periodista.
Nos pasamos media vida intentado seducir a los demás y por
el camino nos olvidamos de la satisfacción propia. Ésa es la
que nos hace queribles. Por tanto, hay que insistir en perseguir
los objetivos personales, no los ajenos. Perseverar en aquello
que nos complace. Fíjate que lo que mejor acabamos haciendo
en esta vida es aquello que más nos divierte.

|10| Serás difícil de complacer
La mayoría de obras se notan inacabadas.
Proyectar empieza a ser emocionante cuando descartas la primera
idea, cuando logras mejorarla, cuando elevas tu exigencia.
Es el corolario del 9º mandamiento, sólo la autoexigencia nos
salvará de la fácil complacencia. Procuraremos no perder el
entusiasmo, no dejarnos llevar por el timing y las prisas, no
aceptar encargos banales, poner el empeño en acabar bien las
cosas.

* Todos estos mandamientos se resumen en una enseñanza
final: no hagas caso de ningún decálogo, no sigas ningún
camino marcado, crea tu propia senda, única, personal, fruto
de la curiosidad intelectual, pero también de la experiencia.
Sé flexible, atrévete a contradecirte sin perder la honestidad.
Aumenta progresivamente tu consciencia, sé libre.

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